Isaac está presente
“Improvisábamos en el patio de tierra del colegio y en los intervalos que nos posibilitaban los recreos unos picados ardorosos, ya que como resultaban muy breves, poníamos las piernas y el alma para ganarlos. Era el tiempo en que el orgullo y la garra juvenil aceptaban únicamente el triunfo. Además la rivalidad surgía clara e inevitable, porque aquellos equipos representaban al grado o curso de sus integrantes. Como esa rivalidad crecía a pasos agigantados contagiaba el fervor a los seguidores condiscípulos que no integraban los equipos y que formaban ‘la barra’, hasta producirse alguna trifulca que ponían término los profesores…”
-Víctor Heitz, primer presidente del CANOB-
El concejo se vistió de rojinegro para homenajear al fundador del fútbol argentino. Isaac Newell con la pelota de cuero y el reglamento de fútbol bajo el brazo, echó a andar esta pasión que muchos comenzaron a imitar tiempo después. erca de un centenar de
leprosos duplicaron lo que un grupito de gente con camiseta a rayas intentó hacer hace algunos días. Es justo mencionar, que 16 de los 22 concejales de Rosario son leprosos, pero que la iniciativa fue acompañada por el conjunto del cuerpo.
Algunos faltaron a la fiesta. Un intendente sinaliento. Un presidente de facto (el último de la Argentina). Pero sobró aliento, el aliento indispensable para recuperar esa semilla que Isaac hizo germinar allá por 1884.
-Víctor Heitz, primer presidente del CANOB-
El concejo se vistió de rojinegro para homenajear al fundador del fútbol argentino. Isaac Newell con la pelota de cuero y el reglamento de fútbol bajo el brazo, echó a andar esta pasión que muchos comenzaron a imitar tiempo después. erca de un centenar de
leprosos duplicaron lo que un grupito de gente con camiseta a rayas intentó hacer hace algunos días. Es justo mencionar, que 16 de los 22 concejales de Rosario son leprosos, pero que la iniciativa fue acompañada por el conjunto del cuerpo.
Algunos faltaron a la fiesta. Un intendente sinaliento. Un presidente de facto (el último de la Argentina). Pero sobró aliento, el aliento indispensable para recuperar esa semilla que Isaac hizo germinar allá por 1884.
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